Existe un concepto erróneo al pensar que sin dolor, no hay patología. Pero ésta afirmación no es del todo cierta.
El dolores un signo de alarma que avisa de que algo no va bien, pero no hace falta presentar dolor para estar desarrollando una patología que posteriormente puede resultar dolorosa y a veces irreversible.
Lo ideal, es detectar el problema para no llegar a padecer molestias, ya que en muchas ocasiones, éstas se hacen patentes en fases avanzadas de una patología, cuando ha llegado a provocar degeneración.
La presencia de callosidades o hiperqueratosis, es signo suficiente para alertarnos de que nuestro pie no funciona correctamente. Al igual que las deformaciones como por ejemplo la presencia de HalluxAbductusValgus (comúnmente conocido como “juanete”).
Empecemos por explicar que cualquier alteración en el eje de movimiento de una articulación, genera movimientos anómalos (patológicos) y tanto articulaciones, como músculos, huesos, ligamentos y tendones se ven obligados a modificarse, a adaptarse a ese “nuevo” movimiento. Éste mecanismo lo conocemos como adaptación funcional y en estadíos iniciales, puede no cursar con dolor.
Un ejemplo de adaptación funcional es el caso del “juanete” anteriormente citado.
¿POR QUÉ JUEGA UN PAPEL TAN IMPORTANTE EL PIE EN TODO ÉSTO?
El pie humano, es una estructura tridimensional variable, constituido por 28 huesos, 33 articulaciones, más de 40 músculos y tendones y alrededor de 100 ligamentos.
Es el extremo más distal del cuerpo y juega un papel importantísimo dinámico (desplazamientos, marcha), estático (sostén) y propioceptivo.
Al ser la parte más distal y mantenernos en “pie” cualquier malposición nos va a repercutir a nivel más proximal en rodillas, caderas y columna, por tanto en el examen clínico, es importante fijarse tanto en el pie como en el resto de estructuras anatómicas y la posición global del cuerpo en los diferentes planos.
ENTONCES, ¿CUÁNDO ES EL MOMENTO DE REALIZARME EL ESTUDIO?
El PODÓLOGO, es el único profesional capacitado para realizar dichos estudios.
Por todo lo anteriormente comentado, sería recomendable realizarse almenos una vez en la vida una exploración de éstas características, tanto para preveniry descartar patologías, como para tratarlas, siempre y cuando no haya cambios bruscos de peso, alteraciones metabólicas, cambios hormonales (embarazo) o cambios de hábito y ritmo de vida (por ejemplo empezar a realizar deporte) que producen cambios a nivel podal. Ante ésta situación, sería aconsejable acudir al podólogopara valorar los cambios a nivel del funcionamiento biomecánico de nuestro pie y de las posibles adaptaciones que se hayan producido o se estén produciendo.
También juega un papel importante en esto informar sobre el tipo de calzado más beneficioso para cada caso, actividad y patología.
¿Y EN NIÑOS?
A modo preventivo, el momento ideal para realizar un estudio es cuando el niño comienza a dar sus primeros pasos. Tenemos que tener en cuenta, que desde el momento de iniciar la marcha hasta la maduración total de ésta, el niño pasa por distintas fases que a cierta edad son normales pero, si se prolongan en el tiempo, pueden llegar a ser patológicas.
Por tanto, es importante hacer un seguimiento durante todo el crecimiento, aconsejando realizar revisiones periódicascada 6 meses o 1 año, dependiendo de cada caso, e instaurar un tratamiento en el momento que sea necesario, ya que una detección precoz de la alteración y su tratamiento van a favorecer que el sistema músculo-esquelético crezca en armonía sin pinzamientos que dificulten el crecimiento óseo y alteren las articulaciones, ni a crear compensaciones como por ejemplo las escoliosis a nivel de columna en caso de presentar dismetrías (una pierna más corta o larga que la otra).
Jose Manuel Miró Gumbau
Podólogo col. 2670
Centro Medicina Física Vila Real